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11 de junio de 2009

LOS CIUDADANOS DEL FUTURO PRESENTE Por: Ignacio Iván González Anaya


Sin duda uno de los retos más fuertes que enfrenta nuestra sociedad es el de entender y comprender a sus jóvenes y niños actuales. Pero sobre todo el comprenderlos en términos de la dinámica socio-cultural actual y sobre las condiciones de exigencia futuras de los medios de movilidad social y cultural producto de las necesidades de producción laborales.
Por un lado tenemos una generación de jóvenes diferentes entre sí, que gozan y hacen patente sus diferencias, que disfrutan el ocio y se recrean en las bondades del mismo, que viven bajo nuevas estructuras familiares, que construyen y reconstruyen sus valores bajo la óptica de la inmediatez más nihilista, que viven la violencia como un elemento más de la cultura cotidiana, jóvenes con ilimitadas posibilidades de ser informados y que se viven como nativos en una sociedad rediseñada en las tecnologías de comunicación e información.
Por otro lado tenemos a una generación adulta petrificada ante el asombro de lo que ha creado, sea por complacencia, ignorancia o indiferencia. Una sociedad adulta que no encuentra las formas para empatizar con estos jóvenes, que no entiende como hacer para lograr lo que quiere, sin saber en realidad que es lo que desea conseguir de esos proyectos de futuro.
Es en lo anterior donde se sientan los pilares para enfatizar que la educación es la base y el motor para la transformación de las futuras generaciones. Es a la escuela (como institución) a la que le corresponde una parte de la responsabilidad en la construcción del andamiaje social, cultural y cognitivo de las nuevas generaciones de niños y niñas, como posibilidad para su incorporación y desarrollo de una personalidad más integral.
Hoy las condiciones socio económicas han cambiado, ya no sólo necesitamos mano de obra, sin duda la realidad actual necesita saberes y aprendizajes diversos no basados solamente en los conocimientos o aisladamente solo en procedimientos, se necesitan saberes y aprendizajes integrales en los cuales estén presentes actitudes, habilidades y conocimientos, todo esto como herramientas para la solución de problemas diarios, para la toma de decisiones, para saber convivir y para ser mejores personas.

Por todo lo anterior se vuelve necesario que la escuela retome, incorpore y desarrolle como prioridad formativa al interior de sus muros pero con visión prospectiva hacia el exterior, el desarrollar los cuatro aprendizajes para la vida: Aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.
El aprender a conocer, cómo garantía de ya no solo trabajar la memoria, sino de lograr aprender a aprender que generaría el reconocer que la experiencia juega un papel importante en los sujetos para de allí partir hacia procesos de reflexión, estimulando el pensamiento meta cognitivo y procesos de investigación de forma heurística.
El aprender a hacer, visto no como la estrategia de la mano de obra barata, sino como la oportunidad de desarrollo de competencias necesarias para el contexto actual de las comunicaciones y la información, es decir incidir en el conocimiento, manejo y apropiación de los recursos tecnológicos que generan viabilidad a la construcción de una sociedad del conocimiento y que reduzca la brecha digital tan socialmente estructurada.
El aprender a vivir juntos, como saber práctico para el desarrollo de la convivencia comunitaria a partir del reconocimiento de los otros y con base en la igualdad, la tolerancia, la pluralidad, todo por medio de la cooperación y como instrumento cotidiano al diálogo, para así cimentar la cultura de la no violencia y adoptarla como una forma de vida.
Finalmente el aprender a ser, aprendizaje fundamental en el desarrollo integral del sujeto, reconociéndose como un ser formado por cuerpo, mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual y espiritualidad; factores que garantizarían la conciencia de un ser pleno con capacidad de autonomía y juicio propio.
Una duda queda en el aire ¿seremos capaces de lograrlo? Suerte entonces.

BIBLIOGRAFIA:
BOURDIEU, Pierre. Capital cultural, escuela y espacio social. México D. F. 2005.
DELORS, Jaques. “Los cuatro pilares de la educación” en La educación encierra un tesoro. El Correo de la UNESCO 1994
GIMENO, S. J. y PÉREZ, G. A. Comprender y transformar la enseñanza. Ed. Morata. Madrid, España 2005.

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