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15 de junio de 2008

UN COLECTIVO, Y NO ES CAMION. Por: Ignacio Iván González Anaya

A qué carambas es esta vida, a nadie se le da gusto (eso lo tengo bastante claro) pero estando en paz con la propia conciencia y consolidando coherentemente los valores de igualdad, fraternidad y libertad, todo lo que pase, suene o relinche es simplemente polvo en el viento.
Hasta hace algunos meses viajábamos prácticamente solos, hoy a la luz de la creencia de algunos compañeros pero sobre todo al esfuerzo de sus voluntades es que creamos una agrupación ideológico-activo a la cual denominamos CII (Colectivo de Indagación Insurgente). Contamos con las simpatías y filias de algunos compañeros y compañeras en diferentes centros educativos que entienden que una labor fundamental para la corrección de rumbos, es la indagación de los quehaceres realizados por nuestros representantes y de nosotros mismos (sean quienes estos sean).
El Colectivo de Indagación Insurgente se ha constituido como un cuerpo plural, con razonamientos lógico-críticos y capacidades dialógicas. No somos individuos aislados, sino parte de un amplio tejido que nos une para analizar diferentes problemáticas que se vuelven comunes al interior de nuestras instituciones. Problemáticas que tienen que ver con el ejercicio de los representantes y los órganos de gobierno, en ese sentido estaremos analizando las diferentes gestiones (independientemente de su origen), aplaudiendo logros, puntualizando fallas y sugiriendo rumbos para el beneficio común, asumiendo compromisos.
En varias escuelas el tiempo de renovación de los cargos sindicales (a nivel delegación) esta cercano, consideramos que es prudente unir esfuerzos y orientar las sinergias hacia una representación ciudadanizada y no a la generación-agudización-perpetuación de divisiones existentes reales o ficticias.
Estamos cansados de representantes al más puro estilo de Emilio Gober, que prometen todo y al final no les importa nada, más que sus alianzas con el poder. No a la vigencia del siglo XV y sus consanguinidades, no al resentimiento del no dedazo presidencial y no al pensamiento pseudo kafkiano de dividir para seguir igual.
Creemos y apoyaremos a candidatos y candidaturas ciudadanizadas, esto es, aquellos que demuestren con su actuar, su solidez moral y actuar profesional, dando garantía de no actuar en función a su interés particular, sino que la acción estará basada en indicadores colectivos.
Hoy como grupo consideramos que las representaciones gremiales deben retomar, comprender y apoyar las necesidades de los trabajadores, reconocer sus historias, pero sobre todo ubicar claramente los aspectos de la legalidad vigente (y no los usos y costumbres) para la defensa y/u orientación de los agremiados. Estas ideas podrían ser planteadas por cualquiera que deseara postularse a la obtención de la representación delegacional, pero al hacerlo estarían jugando con el discurso; esto quiere decir entonces, que habrá que tener claro el origen y surgimiento de cada candidato y la supuesta línea de dirección que manejaría.
Suerte para todos, en todas sus escuelas y recuerden que como Colectivo somos una instancia paralela a los Comites Delegacionales sin fuerza legal pero sí con contundencia argumental y propositiva. No olvidemos, los acuerdos siempre funcionan, pero las decisiones unilaterales generan fracturas.
Ahí´tamos y a ver que pasa.

DESGOBIERNO SOCIAL. Por: Pedro Armando Ortiz González. Mtro Ciencias de la Educación-ISIDM. Director del Centro de Investigación y Asesoría Educativa

Aunque los preceptos constitucionales son puntuales en cuanto a la función, importancia, ubicación y participación social en actividades políticas, la realidad de estas mismas nos evidencian las contradicciones y carencias que se presentan en la relación gobernantes-gobernados.

Quienes gobiernan no gobiernan para el pueblo, gobiernan para algunos sectores del pueblo, sectores a quienes responden por sus intereses en común.

Según el Artículo 39 de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos dice: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.”

Si le echamos un ojo a este artículo constitucional notamos de forma inmediata que nuestros inevitables gobiernos caminan en sentido contrario a lo que demanda el artículo anterior.

¿Qué tan creíble resulta en estos momentos lo de que la soberanía nacional reside en el pueblo?
¿Quién se la cree que todo poder público dimana del pueblo y para su beneficio?
¿Qué tan representados nos sentimos nosotros ciudadanos de a pie en el desarrollo político y social de nuestro país?
¿Qué tan pertinente y sobre todo vigente es esto de que el pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de gobierno?
¿Quién realmente cree en esto?

¡Está claro que nuestros representantes populares: No!

Lo hemos visto si nos atenemos a los hechos de un pasado reciente, tan solo por citar y evocar algunos: 2 de Octubre de 1968, caída del sistema y fraude salinista de1988, matanza de Aguas Blancas, Atenco, represión de alterofóbicos en nuestra ciudad, Pasta de Conchos, Oaxaca, proceso electoral e imposición del 2007.
En todos estos casos la voluntad popular va en sentido contrario a la voluntad y ejercicio del poder.

Que tal la medidas tomadas por los “poderes públicos” en cuanto al beneficio popular, para recordar allí van algunas: FOBAPROA, regalo y modificación de los tiempos oficiales en los medios , legislación a favor de la ley televisa, aprobación de la ley del INFONAVIT, aumentos generalizados a productos, aumentos raquíticos al salario para las mayorías, caso Lydia Cacho y el “gober precioso”, actualmente la reforma energética, el caso Tonala con todo y su zafarrancho, las platicas bíblicas en “casa Jalisco”, las denuncias de las fiesteritas con menores de edad del procurador de (in) justicia, el regalo de Emilio a la iglesia junto con la mentada de madre a quien no piense como el y tantos etcéteras.

Según el artículo 41 constitucional que entre otras cosas dice que “Los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de la representación nacional y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo.”
Nada más lejos que lo anterior, porque los partidos políticos representan corrupción, corporativismo, nepotismo, servilismo, autocracia, burocracia, autoritarismo, complicidades entre otras cosas. Basta pensar en cualquiera de las instituciones políticas conformadas como partidos políticos para recordad situaciones anómalas que dan pena.

Como ciudadanos tenemos que darnos cuenta que nuestra participación política es muy importante para buscar alternativas de organización y acción social que permita el libre y pleno ejercicio de nuestros derechos constitucionales.

De lo contrario estamos a expensas de pseudopolíticos vividores a quienes les otorgamos el poder de decidir por nosotros.

HABLANDO DE DEMOCRACIA. Por: Francisco Javier Reyes Sánchez. Coordinador Académico T/V en la Sec. 2 Mixta

DEMOCRACIA…anhelo y lugar común en tertulias políticas…palabra hoy de moda,…adjetivo de procesos, situaciones y sociedades…, materia de estudios históricos,..; en fin, el término está presente en todas partes…y qué bueno¡¡¡, porque si algo se nombra es porque existe, y en este caso, porque es importante para el hombre.

Sin embargo, me parece que más que hablar de Democracia, habría que hablar de la cualidad de tal sustantivo, o sea, del hecho de ser democrático, porque justamente la Democracia se construye, se consigue, en la acción: siendo democrático (a). . Y en este sentido, pues, habría que valorar un proceso, situación o sociedad, como democrática (o) cuando sus componentes esenciales, individuos o fases tienen la posibilidad de ser democráticos, de actuar democráticamente.

Ser democrático va más allá de emitir un sufragio en un proceso electoral –del nivel que sea- , y de que éste sea computado.

Ser democrático, de entrada, significa rechazar la exclusión…una persona democrática, una sociedad democrática acepta a tod@s como iguales en oportunidad, dignidad y libertad.

Ser democrático significa tolerar la diferencia, reconociendo en ésta una oportunidad de enriquecimiento y de encuentro, e incluso de síntesis. Un sistema, persona o proceso que se precie de ser democrático, nunca puede ser maniqueo.

Ser democrático implica renunciar a la violencia de cualquier género para la resolución de las diferencias; y, por contrario, el democrático privilegia el diálogo, la construcción de acuerdos, de consensos.

Ser democrático significa respetar la libertad de cada ser humano, reconociéndola como el bien invaluable intrínseco a la vida misma del sujeto, sin oponerle frenos, cortapisas o marcándola con etiquetas. Una persona democrática no negocia su propia libertad ni pretende negociar con la de otros.

Ser democrático supone incluso reconocer que ésta es una opción, una elección, no una obligación; que hay quienes pueden optar o no por la Democracia, y no hay condena en ello.

No existe un estado, situación o grupo social que podamos calificar como democrático; diríamos más bien “democratizante”. La Democracia desde mi óptica personal no es entonces un sustantivo, tampoco un verbo, sino más bien un adverbio.

CONFIANZA EN LA DEMOCRACIA. Por: Francisco Javier Jaramillo Ortega. Maestro en Derecho

¿Dónde y cómo se inició el desarrollo de la democracia?

Puede explicarse fundamentalmente por la difusión de ideas y prácticas democráticas, que fueron los griegos quienes acuñaron el término democracia o demokratia, de las palabras griegas "Demos", el pueblo y "Kratos", gobierno.

Es interesante, que mientras en Atenas, la palabra "Demos" se refería usualmente a todo el pueblo ateniense, en ocasiones sólo aludida a la gente corriente o incluso a los pobres.

La palabra democracia parece que fue utilizada a veces por sus críticos aristocráticos como una especia de epíteto, para mostrar su desprecio por la gente común que había arrebatado a la aristocracia su anterior control sobre el gobierno. En cualquier caso, "Demokratia" se aplicó específicamente por los atenienses y otros griegos al gobierno de Atenas y también de otras ciudades de Grecia.

Entre las democracias griegas, la de Atenas fue con mucho la más importante, la más conocida en su época y en la actualidad, con una incomparable influencia sobre la filosofía política y con posterioridad ha sido considerada a menudo como ejemplo de participación cívica o, como algunos dirían: "de democracia participativa".

El gobierno de Atenas era demasiado complejo, en su núcleo y a la cabeza había una asamblea en la que podían participar todos los ciudadanos. La asamblea elegía a unos pocos cargos claves, pero el principal método de selección de los ciudadanos que debían ocupar otros cargos cívicos, fue el sorteo al que ciudadanos elegibles se sometían para ser seleccionados en régimen de igualdad. Según algunas estimaciones, un ciudadano corriente tenía una razonable posibilidad de ser elegido por sorteo al menos una vez a lo largo de su vida para servir en el más importante cargo presidencial en el gobierno.

Aunque algunas ciudades griegas se unieron para formar rudimentarios gobiernos representativos en alianzas, ligas y confederaciones, principalmente dirigidas a la defensa común, se sabe poco de estos sistemas representativos. Prácticamente no dejaron ninguna huella sobre las ideas prácticas democráticas y, desde luego, ninguna sobre la posterior forma de democracia representativa.

Este es el inicio de una serie de artículos sobre la democracia que nos permitirá ir desarrollando la importancia de la participación en los procesos a desarrollarse en nuestras actividades laborales cotidianas, mediante la cual se debe destacar nuestra colaboración para la realización de la misma.