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9 de marzo de 2008

EL QUE NO LA TENGA, QUE SE COMPRE UNA

Por: Ignacio Iván González Anaya

Ética: Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre.
Moral: Perteneciente o relativo a las acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la bondad o malicia.
Entonces una característica de la Ética sería que estudia los actos (vistos como construcciones colectivas) de los sujetos sociales y sus repercusiones en la sociedad a partir de los derechos y las obligaciones. Ejemplos de situaciones éticas serían: el aborto, la contaminación, la política ficción, la prostitución; y no si Juana aborto o no.
Por otro lado, la moral encuentra su característica fundamental como ejercicio individual, entonces desde mis principios podré enjuiciar mis propios actos y jamás los de los demás. Es decir yo soy la medida de mis actos y solo en ese sentido los enjuicio para mí. Cada quién someterá a juicio los suyos si es que su escala valoral así lo determina y su desarrollo moral lo permite.
En el espacio laboral y durante el ejercicio en el mismo, ciertamente debe existir un parámetro ético de los desempeños realizados, es decir, qué tanto se ha cumplido con los fines y propósitos de los programas, desde qué lógica de acción, mediante el uso de qué instrumentos, si ha existido apego al respeto de los derechos humanos y cuáles serían las repercusiones colectivas de estos quehaceres.
Hablar de ejercicio moral es hacerlo a nivel individual, y entonces el individuo por sí mismo cuestionaría sus propios actos bajo los fines que él personalmente busca. Es pensar si sus acciones en las relaciones sociales que se presentan en ese medio, persiguen un fin bueno o malo así como sus consecuencias personales; pero jamás para enjuiciar a otro (a).
De repente en estos espacios de convivencia (hablo en este caso del laboral) uno se encuentra ciertos grupusculos (bueno ni a eso llegan, simple y sencillamente personitas) pretendidamente de vanguardia, pero ciertamente abyectas e inquisitoriales (con todo lo que esto quiere decir, arcaicos, anacrónicos, libidinalmente frustradas(os) e intelectualmente dependientes). La existencia de estos(as) sujetos(as) no preocupa (pues debemos ser tolerantes ante los diferentes) pero la cuestión es que desde la referencia contextual de su actuar (venidos de la clase media más rancia, con problemas en la relación lenguaje-pensamiento –acción y con una doble moral galopante) se asumen como vigilantes de la moral de los otros y no de la suya propia. Entonces se encargan de hablar de lo que hacen o no hacen Fulano y Sutana, de que si platican Mengana y Perengano, de si andan juntos o no Magdalena y Gestas, que si Pancha y Juan son o no son amantes, etc. ¡Qué barato su actuar y qué frágiles sus intenciones! pero desde un análisis psicológico clínico todo lo anterior cobra significado; sus síntomas hablan de la ruptura en la esfera de la autoestima de su personalidad: grandes vacíos de afecto, desmedido apego a la figura materna lo que deviene en una alta competencia hacia la misma pues es vista como castrante, ausencia casi constante de la figura paterna y un desarrollo sexual no pleno ni funcional (en los hombres flacidez del pene y eyaculación precoz. En las mujeres anorgasmia, vaginitis o frigides). Sin duda lo que dejan ver son sus síntomas y éstos también los(as) han llevado a construirse historias en sus cabezas, pero solo allí.
Lo anterior dista de los ejercicios de análisis que desde la ética de la profesión se deberían realizar constantemente, pero peor aun, se alejan diametralmente del ejercicio moral del actuar propio. Alguna vez Carlos Monsivais dijo “la moral es un árbol de moras o sirve para pura chingada” hoy yo digo a los que hacen uso de su moral de forma dolosa “si no tienen una vida; comprense una para que se entretengan en ella” chance y así los desempeños personales y en consecuencia los profesionales en nuestros espacios de convivencia serían menos patológicos y más productivos, pero sobre todo más educativos.

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