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28 de mayo de 2013

SOBRE NECESIDADES, ALUMN@S Y MAESTR@S


Por: Dr. Ignacio Iván González Anaya

A lo largo de nuestras carreras como docentes, intuyo que nos hemos dado cuenta de los cambios en la disposición al trabajo, conductas, y valores de las diferentes generaciones que por nuestro ejercicio profesional transitan. A veces renegamos de esos cambios, otras más los ignoramos y las menos nos ocupamos.

Un común denominador en cualquiera de l@s alumn@s, de todas las generaciones trabajadas, es que tod@s tienen NECESIDADES EDUCATIVAS. El problema está en que con la escolarización, el desarrollo y el contexto algunos presentaran Necesidades Educativas Especiales y estas regularmente no las identificamos y cuando lo hacemos las etiquetamos con carga negativa; “con razón no aprende es que sus papás se divorciaron”, “este cuate tiene problemas con la autoridad, por eso no se disciplina”, “ash este muchacho es hiperactivo, ya no lo aguanto”, “uh no está motivado y le falla el afán de logro”,  etc. Ahhhhhh pero no llegue el día en que identifiquemos algún@ niñ@ bien inteligentote (de esos que ni nos cuesta trabajo el trabajo) porque lo asumimos como de autoría propia y hasta lo queremos registrar en los derechos de autor o propiedad.

Supongo que en todo lo anterior no existe la mala voluntad. Sucede que finalmente muchos (no digo que todos porque algunos por sus trayectos de formación profesional si cuentan con ello) no fueron preparados en los elementos de diagnóstico para la identificación de dichas necesidades especiales y mucho menos fueron formados con el conocimiento de las herramientas para el manejo de dichos casos.

Actualmente debemos al menos tener claras dos cosas:

1.- Todos (TODOS, así con mayúsculas) al ingresar y permanecer en un sistema escolarizado o no, tenemos necesidades educativas (funcionales para adaptarnos a la sociedad, al contexto, para cubrir necesidades básicas fundamentales para la supervivencia). Pero algunos, además cuentan con Necesidades Educativas Especiales, generadas por contexto, maduración o discapacidad, estas requieren de atención o acompañamiento más cercano. Desde nuestro nivel de responsabilidad y conocimiento, hasta la derivación especializada vía Asistencia Educativa ó Dirección de Psicopedagogía.

2.- L@s jóvenes con Talentos Especiales, difícilmente necesitan de nosotros de la misma forma que le dedicamos a los demás, nos necesitan de una forma curricularmente adecuada (para eso habrá que entender las características de ellos) y no con porras y yupis. Dichos jóvenes debido a sus sobredotaciónes integran de forma rápida y relacionan globalmente todos los conocimientos, procedimientos y actitudes que les resultan importantes e inmediatas en su vida, dentro de las dimensiones  del presente y futuro que manejan. El profesor finalmente se puede convertir en parte de la decoración del espacio en que se mueven o en perverso polimorfo del deseo de ellos. Si solo no creyéramos que muchas veces somos accesorios para ellos, basta revisar su historial académico; a pesar de los maestros o cambios de los mismos, ellos siempre destacan y lo seguirán haciendo. Est@s niñ@s regularmente (que no siempre) manejan un déficit en la integración de su personalidad a la hora de convivir en lo social: se aíslan (no porque sean autistas o antisociales) debido a que sus tiempos son muy rápidos y su comprensión es muy global, por lo tanto lo externo a ellos y que no va en sus ritmos y tiempos les resulta poco atractivo y hasta aburrido.

Así que tarea importante será para l@s maestros el hacer diagnósticos y enfocarnos a los que realmente nos requieren (todos nos necesitan, cuando digo lo anterior hablo de la atención diferenciada) y no a los que verdaderamente aprenden muy a pesar de nosotros.

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