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19 de mayo de 2013

DE MIOPIAS Y ALGO MÁS


Por: Dr. Ignacio Iván González Anaya

Con todo esto de las nuevas reglas en educación me pregunto y quiero compartir con ustedes los siguientes razonamientos y dudas, ¿alguna vez la Secretaría de Educación Pública con todos sus Investigadores y funcionarios (bien inteligentotes y capaces) se puso a investigar documentalmente y/o etnográficamente algo que los llevara a pensar al menos en algún cuestionamiento que justificara a nivel necesidad real (más allá de los intereses político, mediáticos y económicos internacionales) el hecho de la Reforma Educativa?

Digo, porque razones había pero con hartas ganas; los detonadores brincaban a la vista, las investigaciones reclamaban miradas hacia ellas; pero parecía que a nadie le interesaban,  que todo estaba bien mientras nadie dijera lo contrario y si lo decía le aplicaban la tremenda sanción el exilio y/o destierro; si de por sí en la SEP no se hace investigación y no cuenta con un Sistema Nacional de Investigadores o si los hay son los mismos de hace 40 años, imagínense que por describir y/o nombrar lo que ocurría, por medio de trabajos de grado o publicaciones, el sistema te negaba más de tres veces e indicaba que “no le hicieran caso, todo está bien”: ha de ser bien triste.

Por ejemplo ¿hubiera sido interesante  preguntarse el por qué hubo un cambio en la representación social del magisterio y sus quehaceres entre dos bloques temporales del desarrollo del país, es decir entre los años 30´s- 70´s y los 80´s al 2010? Solo por pensar en algo, encontraríamos dinámicas sociales que irían desde el crecimiento económico, industrial, cultural, burocrático, de los medios de comunicación y de liderazgos sindicales que darían pautas para entender qué fue lo que marcó la diferencia entre un bloque y otro.

Otra pregunta ¿el generar en un lapso de 30 años al menos 3 reformas (con sus respectivas modificaciones curriculares) era garantía para transformar la mirada, intención y quehaceres de los actores de la educación en su trabajo? Curiosamente l@s docentes no terminaban de asimilar un cambio y cuando medianamente lo empezaban a manejar (no digamos a incorporar),  ¡tómala! les llegaba una nueva. Esta situación de inestabilidad psicoemocional, aunada a los cambios en la representación social de y en los docentes ¿pudo generar procesos de desafección laboral (por los cambios de timón, rumbo y significación) y puede estar influyendo en la precepción y disposición hacia el planteamiento de la Reforma Educativo/Laboral actual?

La siguiente ¿en qué momento el Estado investigó (querido lector entiéndanme que es mera retórica, si el Gobierno no sabe cuántos Maestros tiene, ni cuáles son sus desempeños[1] y mucho menos cuáles han sido los resultados de cada uno en las diferentes evaluaciones realizadas) qué porcentaje de tiempo dedican los docentes para la realización de las actividades medulares para la enseñanza aprendizaje? Si lo hubieran hecho, se habrían dado cuenta que más allá de la planeación de la enseñanza aprendizaje y su puesta en práctica, existen otra serie de actividades producto de cargas administrativas (las cuales emanan desde los Secretarios de Educación de los Estados, pasando por los Jefes de Sector y los Directores de Escuela: al menos esa es la justificación que se da) que llegan a los maestros y que sin duda los distraen del proceso fundamental de su vocación. Todo lo anterior aunado a condiciones de movilidad en la conducta de los alumnos vs la inmovilidad de las estructuras escolares, condiciones de acceso y el no desarrollo de ambientes alfabetizadores; claramente pone al docente en una lógica de cirquero de tres pistas, preguntándose en el mejor de los casos ¿qué hago primero y que pasa si no hago lo demás?

Un más, una más: ¿Alguna vez se preguntaron los funcionarios en Educación sobre la lógica estructurada y estructurante del espacio escolar laboral? ¿Se habrán dado cuenta (o igual y ni les interesó saberlo) de que los primeros siete años de un docente son fundamentales en su quehacer y que después de ellos la escuela como una matriz de significación práctica los estructura en una lógica de “nadar de muertito” y que si se salen de ese “estilo de natación” son estigmatizados? Lo más interesante es que en cada escuela siempre existen docentes que por su trayectoria de clase y su clase de trayectoria, escapan a estas lógicas y que son regularmente los que se han sometido a evaluaciones constantes, que obtienen muy buenos resultados en ellos y con sus alumnos, que se actualizan en espacios externos a los ofertados por la misma Secretaría, que opinan, se expresan, argumentan, pero que irremediablemente no son entendidos como puntos de giro para la transformación de y en las escuelas.

La última de hoy: Sabemos que para que cualquier trabajador esté al día en relación a sus desempeños, debiera ser actualizado ¿verdad? Entonces ¿en qué momento el Sistema volvió la mirada no solo a las temáticas de formación y actualización, sino también a  el formato de cascada que utilizaba (utiliza aun en la actualidad), que deja mucho que desear, pero sobre todo, habrán entendido que lo que provocaban en los docentes era una suerte de vacunación universal “ya lo tomé, ya no me enfermo”? Lo siguiente lo digo con conocimiento de causa: los primeros niveles de actualización, desde la cúpula del centro, pasando por los regionales y llegando a las estatales todo va bien; el problema es cuando los Estados preparan a sus multiplicadores: cursos de una semana (con sus tiempos y contenidos bien distribuidos) se tienen que convertir en espacios de tres y hasta dos días con trabajos amontonados y procesos nada digeribles; pero eso sí, trabajos cumplidos. ¿Alguna ocasión se les preguntó a los maestros qué les aportaban estos procesos, en verdad eran aprovechables? Pocos eran los asesores que cuestionaban esto y si lo hicieron nunca los volvieron a invitar a participar en ellos, si escapaban a la lógica institucional y lo hacían diferente de los demás “uy” casi casi le borraban su nombre de la historia escrita; y los maestros que le entraban de forma comprometida en estos cursos los tomaban como “cuestionadores con connotaciones negativas” ¿Por qué razón la Secretaria de Educación nunca (y está era una propuesta constante y reiterada por parte de los profesores comprometidos con su labor) buscó el actualizar a sus trabajadores a partir de los Colegios de Profesionales en función a diferentes temáticas? ¿O, sí lo hizo? ¿Acaso el sistema ha tenido la idea de constituir cuadros de formadores al interior de los centros escolares, con una lógica rotativa, y desde los trayectos de formación de cada uno de esos grupos[2]?

  Todo lo anterior no es solo mas que una muestra de lo que se pudo y se puede investigar para garantizar esa parte humana que conlleva la reforma (que es necesaria sin dudas) Ojala y este escrito sirviera de algo. Entonces que sirva al menos para compartir con ustedes. Gracias.




[1] No vaya usted a creer estimado lector que estoy levantando falsos; simplemente le recuerdo el Documental, con grado de Investigación Lapidaria, de Carlos Loret de Mola “De Panzazo” que el Gobierno utilizó en su momento para legitimar muchas acciones.
[2] Es poco creíble que si la Secretaría de Educación Pública Nacional y las de los Estados becan a profesores para estudiar Maestrías y Doctorados, no los aproveche para este tipo de situaciones y siga garantizando el estatus quo de los cuadros existentes.

4 comentarios:

FRANCISCO dijo...

Pues sí, muchas preguntas, muchos "hubiera", muchos "por qué"...Y ahí quedan no hay respuesta, justamente porque en la SEJ o en la SEP no hay investigación y no existe un programa para generar investigadores. Falta de visión únicamente porque, al menos en la SEJ, todos aquellos que hemos sido beneficiados con Becas-Comisión no somos sujetos de incorporación a un programa de diseño de procesos de mejora o readscritos a áreas relativas a la formación adquirida. Lamentable porque son recursos invertidos, somos en términos contables "activos".

Anónimo dijo...

Así es Maestro Francisco. Estamos en la misma sintonía. Gracias por su lectura y comentarios.

Unknown dijo...

En función a la poca experiencia laboral que tengo, me atrevo a comentar que esta reforma educativa parece una serendipia. Y de acuerdo estoy en que nuestro sistema educativo padece una severa miopia o más bien no usa la graduación de lentes adecuada. El esfuerzo no es suficiente. Una realidad lamentable, en donde cada día es más el trabajo excesivo en las aulas con más papeleo que llenar, dando informes y ¿para qué? se supone que lo ideal sería para encontrar soluciones pero en todo caso si no hay seguimiento de nada todo queda solo en desperdicio de tiempo y esfuerzo.Y que decir de los cursos de actualización nos ofertan los que de acuerdo a un estudio exhaustivo son los adecuados a lo que actualmente los docentes necesitamos, o solo es una simulación un espacio más que rellenar.
Considero que nos hace falta tener una buena reforma educativa sustentable (aeptable, viable, oportuna y pertinente). Ojalá la secretaría propiciara áreas de oportunidad para los docentes mejor capacitados en el área de investigación. Eso cambiaría la visión de muchas cosas.

La Diáspora dijo...

Gracias por leernos y por sus comentarios. Al igual que los otros (cientos tal vez miles) creo que estamos en la misma frecuencia.