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22 de abril de 2008

EL BULLYING. Por: Francisco Reyes Sanchez

“Prefiero la cárcel a la escuela”

“Mi intención era quitarme la vida, aunque no sabía cómo; pero me faltó valor o una pistola para hacerlo”

Estas son las frases con las que inicia su libro “El Acoso Escolar”, (2005) el periodista Javier Ricou en el que trata de este fenómeno (bullying) que, nosotros podemos traducir como acoso escolar o como la “carrilla”; una carrilla entre pares,- entre iguales-, que se sostiene durante un tiempo prolongado y que puede ser verbal, psicológica o física. Tal es el grado de este acoso (bullying) que llega a producir en la víctima una sensación de inseguridad, introversión, depresión, ansiedad, terror y ganas de escapar de esa situación de abuso de poder a cualquier costo y por cualquier vía, menos la de enfrentarse al agresor.

En los casos de bullying, siempre hay 3 participantes: El agresor, la victima y los testigos, que aparecen indiferentes y por tanto, aprueban la conducta intimidatoria del agresor, provocando así una espiral en la agresión, pues la indiferencia y, a veces, festejo por parte de los testigos produce en el agresor una sensación de reconocimiento, de significación ante el grupo social.

En México no hay estudios serios sobre el bullying, pero estudios sobre “Violencia y Disciplina en escuelas primarias y secundarias 2004-2005” del INEE indican que 24% de los alumnos de primaria afirman ser objeto de burlas constantes; 17% ha sido lastimado por otros alumnos y otro 17% ha recibido amenazas.

Una encuesta sin rigor sistemático aplicada en nuestra escuela y sólo realizada como tarea escolar en la asignatura de Formación Cívica y Ética (que me corresponde atender), arrojó como resultado que sí hay en nuestro medio casos que podríamos tipificar como bullying y que, justamente por las sensaciones que se producen en la víctima no son denunciados ante alguna autoridad escolar.

El bullying, el acoso escolar, es en esencia un acto de violencia y discriminación. Normalmente la víctima es algún chic@ que no está muy integrado en una red social escolar; alguien que, por su apariencia y/o personalidad , es considerado de menor valía y, careciendo de una estructura de apoyo se vuelve vulnerable ante la acción del agresor..

Como docentes, nos toca atender este tipo de asuntos, primero detectándolos y propiciando situaciones de de noviolencia, de convivencia inclusiva dentro del marco del respeto a la diversidad y del diálogo como vía de solución de conflictos,

Empero, de entrada sabemos que esto no es fácil, pues el propio docente, el trabajador de la educación, se ve inmerso en situaciones que pueden asemejarse al bullying cuando vienen de los que son nuestros pares; y que llamaríamos hostigamiento cuando el agresor es un superior jerárquico. Este estar situado del docente en un ambiente discriminador, segregador, de hostigamiento, de bullyng entre docentes le incapacita ver los casos de los alumnos como un asunto a atender pareciéndole un asunto normal que transcurre normalmente….

De hecho, un buen sector de los trabajadores de la educación (en el que no me incluyo) está tan acostumbrado a los actos discriminatorios, al hostigamiento y al bullying que no puede reconocer que, por su dignidad humana, tiene derecho a un trato justo, humano y equitativo…., lo peor, es que tampoco reconoce o, a veces ignora, que existen disposiciones legales que sancionan esas conductas… En la Ley de Servidores Publicos se asienta, por ejemplo, que son causal de cese los actos de violencia, amagos, injurias y malos tratos….¡¡ cuántos procedimientos, cuántos ceses, se podrían haber dado en tanta historia …¡¡

Pero, por otro lado, existe otro sector de trabajadores de la educación que, partiendo de un reconocimiento de su valía como seres humanos se han convertido en anunciadores de una nueva realidad y, en denunciadores de las situaciones injustas…ellos (entre los que me incluyo) sí son capaces de detectar las situaciones de bullying entre los alumnos y entre los colegas…son voces que no se alzan en el desierto porque de hecho provocan un eco: son considerados como agresores porque se rebelan contra el status quo, porque atentan contra los medios que tradicionalmente se han ejercido para controlar políticamente y desgastar emocionalmente a las víctimas del poder….Al ser etiquetados como agresores son objeto, asimismo, de las prácticas mencionadas. La ventaja que, en este sector de trabajadores se tiene es el tejido social que han tendido y que les permite enfrentar los irracionales y enconados embates de los auténticos agresores.

En síntesis, bullying no es más que un ejercicio de violencia…el acoso y el hostigamiento son también ejercicios de violencia, en contra de quienes son considerados menores, diferentes….y, en ese sentido, son actos de discriminación…y la discriminación, sea cual sea la sinrazón o su expresión es y así ha sido definido por las mentes más avanzadas un crimen de lesa humanidad…

Como docentes, constructores de una sociedad, tenemos el compromiso de erradicar con nuestro actuar, pensar y decir cualquier situación en que se pretende vejar a la persona, cualquier persona y en cualquier circunstancia.


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